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viernes, 14 de noviembre de 2008

Como pompas de jabón...



Cómo no vas a saberlo mi amada,
si por ti de lágrimas se empapa mi almohada.



Que no te pertenezco bien lo sé,
otro cuidará de tu querer.



Siempre que tú quieras,
mi puerta estará abierta.



De energías y calores,
saben bien mis estertores,
de inclemencia visceral,
mueren inquisidores,
preguntando el porqué,
este pobre corazón,
aferrado a una vivencia,
imaginando una pasión,
que le quema la razón,
que adelanta su final,
marchitada lozanía,
tabla de salvación,
maneja tú este timón,
dame aliento,
te ofrezco el sol,
que el espacio nos separa,
estrellado firmamento a ti te ampara,
mas la magia de la noche… ya no me acompaña.





Quiero esa fusión,
adoro tu pasión,
en besos regalados,
abrazos,
lametazos,
la dicha de saber,
que el mar que a mi te trae,
se vuelve a sublevar,
de celos encendido.




Ven por mí, querida,
salva a este pecador,
que te ama,
te desea,
te quiere hacer el amor.






Cómo no vas a saberlo mi amada...


martes, 4 de noviembre de 2008

Letras engarzadas


No me siento culpable,
no podría.

Puro el amor,
en él me inmolaría.



Mi honor entregado,
nada me ataría,
ni compasión…
ni lástima fingida.

Mi amada ese fuego ansía,
procurar su alegría.

Sus deseos en el viento,
pañuelos agitados,
me envía.

viernes, 31 de octubre de 2008

Lejanos sentimientos inundan la razón que anhela calor humano


Trasgresión, como norma básica, como timón...


Me propongo alcanzar tu corazón.


Las auroras del invierno nos lo enseñan aún mejor, que los días largos son fruto del verano, y del sol ...


La amargura de este frío nos sorprende sin razón por ser tan ingenuos imaginando el calor que aún tardará en dibujarnos la sonrisa a los dos pequeños que se mueven en nuestro interior y que añoran las playas cálidas bajo el sopor de tiernos veranos perdidos vagando en la ilusión de retozar alegres sin control, escapados del mundo y del dolor, acoplados a la esencia del cosmos creador, enrolados en el buque insignia del fragor de mil batallas soñadas por el amor...


De sonrisas en las brisas...


De caricias y delicias y dulzor...

miércoles, 29 de octubre de 2008

Tras el tul que a ti te esconde


En la noche de sentido frío la luna me miraba sabiendo de mi inquietud, ahora sé por ella que mis sueños han sido olvidados en un baúl, las lágrimas enturbian su contorno, la vida es más difícil cuando no estás tú...

Camuflado entre las sombras espío tus movimientos, interrogo a las estrellas de constelaciones inventadas, esperanzas alimentadas de la ilusión del amor, entre líneas a leer me acostumbró tu narración...

De vacíos tiempos muertos y ahogos sin respiro, luminosidad difusa en la lejanía, sin referencia sobre saber si volaba o me caía, el humo del incendio no se diluye y prolonga mi castigo.

Tras el tul que a ti te esconde deposito mi cariño, emociones muy sinceras que la razón a veces niega, alimento el corazón que se entrega sin condiciones, te lo dejo en prenda al saber que eres mi destino...

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viernes, 10 de octubre de 2008

Pasional XIII


Labios enganchados
brazos poderosos
torsos bronceados
pelo sedoso
piernas esculpidas
sensibles oídos
misteriosos ojos
camas que me extrañan
la ducha
tus silbidos
mensaje de voz
frío contestador...

 

caminos escondidos
en tu pecho anochecido
perfumes y fragancias
un nudo en la garganta
sollozos reprimidos
hombros decididos
promesas olvidadas
manos entrelazadas
los cruces de caminos
miradas que se escapan
ilusiones robadas
comprender
no decir nada
la noche y tu vacío
ahora me acompañan.

martes, 7 de octubre de 2008

Cosas que no te dije


Es la vida sencilla del alma que busca ser dichosa... que, acosada por el flujo de los actos peregrinos del vivir, se refugia bajo el árbol equivocado... y, arrastrada por el hecho cotidiano de seguir, extravía su destino... que es la dicha junto a ti.

Universo en el que morar, el principio y el fin, no podría ser yo... sin ti.

Tus esquemas los quisiera para mi... pero la falta de habilidad que me caracteriza no me los deja adquirir.

Vivir y ser feliz... aunque estar bien no sea suficiente para ese término definir... es lo que buscamos todos en el cotidiano devenir.

Tú mi felicidad eres, sólo por el hecho de existir... y haber decidido tu vida conmigo compartir.

Mas yo no logro reunir ese encanto que grata pueda hacer tu existencia.

Si un regalo de los dioses soy... esos pobres debieron equivocarse contigo.
Obviaron leer el manual de instrucciones que define las características del producto... pero... ¡qué digo!, las personas no tenemos instrucciones de uso.

Otro cuerpo en otro tiempo, paralelo, anterior o anclado en un futuro, ya experimentó eso mismo que ahora vivo yo, que ayer viviste tú... pero su percepción distinta lo hace diferenciador, exclusivo, innovador... no es un plagio, es tu experiencia, o la mía, o la de los dos...

Yo aún lucho por ese estado de fusión en que almas separadas alcanzan la unión necesaria para crecer como espíritu único... vencedor en las tribulaciones del amor.

Tú eres el mejor regalo, mi amor, la misma esencia de ese concepto turbador que nadie definir aún logró... yo sé lo que es, eres tú.

Mi amada, mi amiga, mi querida, mi vida, mi dicha, mi consuelo, mi ternura, mi afecto, mi cielo...


Pero yo no lo consigo... incapaz soy de servir a tus propósitos, a tu plan de felicidad, al mundo algodonoso en el que es fácil descansar, a ese limbo en medio de la maldad, lejos de traiciones y del sufrir y del penar... anclado a la esperanza de que todo puede mejorar, que el futuro próspero aún será, que este momento que ahora nos atenaza frente a la cruda realidad... de colores alegres pronto se teñirá, difuminando los temores y los miedos del caminar... que la vida se promete larga y plena de bondad, con cariño, alegría... dulce despertar al lado del ser que ama de verdad.

Siento las punzadas de breves cabezonadas que me hicieron naufragar... los prontos que no pude acallar... esas iras infundadas que mis miedos provocaban sin cesar... que ahora quiero desterrar... que intento con tesón superar.

Mas la tierra de mis pies quiere escapar, no la siento ya muy firme, se comienza a deslizar, abocado a una pendiente sin final me veo arrastrado por mi mezquindad.

No quiero caer en ese abismo, quiero ser el mismo que te pudo enamorar, que las noches a su lado tú querías estar, que su voz en el teléfono te hacía disfrutar, que sonrisas te arrancaba, que caricias regalaba, que amor desbordaba... que vida te daba.


Quiero ser tu amor de nuevo, quiero que lo sientas como yo lo siento, encauzar mis sentimientos que perdidos los intuyo pues tú misma me confiesas que ya no eres feliz del todo.

Pero a solas es difícil luchar contra la angustia que se siente ante derrotas personales.

La inquietud que el espíritu presiente se transforma en desazón, en temor a ese futuro que no se puede obviar... tarde o temprano ha de llegar, ha de pasar... y no puedo ni siquiera imaginar que se llame soledad... que a mi lado tú no estés es una idea que no puedo soportar, yo te amo, ya lo sabes, pero tengo que luchar para que, además, lo sientas como algo de verdad, que ningún lugar a dudas puede dejar... que te inunde tanto que te desborde al avanzar, que tranquilice tu alma que jamás debí turbar.


Si posible fuera el volver atrás y poder rectificar, si algunos episodios yo lograse tachar... lo haría con rapidez y sin dudar.


Pero la vida no nos da esa oportunidad... la existencia no tiene la función de borrar... lo hecho ahí está... tan sólo queda intentar esforzarse por disipar esas nubes oscuras de tiempo atrás, recientes algunas, es verdad, que amenazaban el sol de tu mundo ideal, de mi mundo ideal... tan sólo queda luchar por que aquello que fue tan bonito lo sea una vez más, en este presente que queremos labrar, en nuestra vida actual, para un futuro fuerte y seguro cosechar, cabalgando siempre a lomos de la codiciada felicidad... el premio que tú siempre me das.


Necesito tu ayuda, una vez más... tu fuerza y tu saber estar... tu ilusión... tu felicidad... que la mía me dará.



viernes, 19 de enero de 2007

Recuerdo cómo hicimos el amor...


Despertaste junto a mi, el cielo gris, desperezaste coqueta tu cuerpo y me sonreíste atrevida… lo entendí enseguida… te gusta el amor mañanero, descansados tras el sueño, tierno, intenso, como los dos queremos.

Acaricié tu pelo y te dije que eras bella… un te quiero… de tus labios robé besos, calor suave y profundo, nuestros ojos cerrados, sintiendo…

Tapaste mis ojazos intensos, y bailaste desnuda para mi mientras yo te miraba con las yemas de mis dedos y tú me rozabas con tu pelo, su perfume como tiernas caricias de viento... de aliento...

Mis dedos recorrían tus piernas, las yemas casi sin presión dibujando escalofríos de pasión... te gustaba... lo sentía... ascendí lentamente hasta tus pechos, me esperaban excitados, sonrosados, tus pezones ya erectos, los cubrí con mis labios, saboreándolos en silencio... de tu boca susurros…
 

Con masajes te cubrí, exploré tu cuerpo, con mis labios, besos, caricias, dulces lametones que hicieron que arqueases tu espalda... en tu vientre me perdí, chupo, exploro, te como… tus manos en mi cabeza, me subiste hasta tus labios, que se fundieron con los míos, estamos lanzados, nos besamos como locos, con tus piernas me atrapaste, me conduces, me marcas el camino, estás muy excitada... entré dentro de ti... arrancaste de mis ojos la venda, te miro, lo hemos conseguido, nos amamos... mordías mis labios, tus caderas desbocadas, marcando el ritmo, nos hicieron volar, nos perdimos en nosotros mismos, pudimos gozar…

 

Me gustaría tenerte aún aquí para no tener que recordar… siento unos calores que no son normales.



jueves, 21 de diciembre de 2006

One more time

Tiemblan los pétalos sedosos de las rosas que ayer surgieron repentinas brotando en medio de los escombros. Gotas de agua de lluvia como destellos de luz que atrapan el sol caen fundiéndose con el rocío que descansa sobre el manto vegetal y humedecen la piel del mundo.

Las estrellas ocultas tras las nubes vigilan el descanso de los seres del atmosférico planeta azul. 


Amores disfrazados de pasión. 

Cuerpos entrelazados.

Días veloces en universos desconocidos, escondidos. 

Musgo fresco sobre piedras volcánicas...

Erotismo de raso color pastel que cubre levemente la desnudez de un pecho suave y terso. 

Encajes voluptuosos, cadera perfilada en piedra blanca. 

Sudor y piel. 

Calidez. 

Perfume. 

Sed.

Cielo claro sobre mar en calma. 

Poemas en la tarde. 

Libertad prisionera de tu amor. 

Bendita esclavitud. 

Salvaje fuerza que empuja a volar. 

Canciones con recuerdos. 

Palabras olvidadas sobre viejos papeles. 

Feliz presagio de confort. 

Nuevas dimensiones. 

Ilusión sin temor. 

Huida.
 

El sueño del árbol muere entre el ruido de sierras mecánicas que oscilan en el bosque. La savia portadora de vida se derrama una vez más.

Desfilan en vertical los títulos de crédito de una nueva película que concluye. 

La élite de los desheredados impone la decadencia en su existencia vacía. Surge la calma del mar de cotidianidad. Olvidadas las promesas de eternas sensaciones sin límite. Duerme el deseo en el limbo del tedio. Largas horas esperando el regreso del pasado. 

Acritud. 

Paz.
 

La irrealidad de los finales felices se hace patente al bajar del tren de los locos cegados por el irracional amor. La pausa en el andén que precede el caos aporta el tiempo suficiente para, mirando atrás, calibrar la duración del viaje que acabó y saber, por fin, lo breve que resulta la felicidad...



jueves, 14 de diciembre de 2006

Copos caen lentos.


Copos caen lentos, suaves, fríos, silenciosos, humedecen mi piel y tapizan de blanco la piel del mundo. Los sonidos amortiguados ponen paz en mis oídos, camuflan mis pisadas, embriagan mi alma. Quietud espiritual. Paisaje nevado. Sueños. Regalo.

La naturaleza nos sorprende abrazados, en busca de ese calor humano que amamos, la lluvia de cristales mirando desde el cálido nido de tu regazo. Los días pasaron y aún seguimos caminando, las noches son largas si no estás a mi lado, tu ser me fascina, tu existencia me reconforta, tu presencia de luz acogedora me inunda.
El invierno asoma a la vuelta del mañana, presiento su temida crudeza, me refugio en tu amorosa realidad, burlamos juntos el destino una vez más.

La sonrisa que dibujas en tu rostro al hablar me acompaña ahora al volverla a recordar, conversamos juntos en la terraza de aquel bar, la noche que ya cae y tu reflejo de temblar, te cubro con mis ropas, eres mi tesoro que guardar, el principio de mi universo y su final, la razón que me impulsa a continuar, el sueño prohibido que deseamos todos alcanzar, la felicidad prometida en la lejana infancia, la estabilidad emocional, la orilla dulce de una isla en que arribar. Tu cabello deseo acariciar, enredado en su sedosa suavidad tus ojos observar, escuchar tu voz dulce, en silencio amar, unidos. Descansar.

Llega el día al despertar, escapan los confusos sueños, continúa el ritmo loco de la vida de verdad, las prisas, obligaciones, el estar, comedidos y correctos, en la justa medida, la legalidad, compromisos, a fichar, llega el turno de descanso, vuelta a empezar, agobios, no te pases, trabajar, esmérate un poco, otro día más, puntual, preciso, cabal, autómata, siempre igual ...

Un paraíso donde morar, oasis de felicidad entre desiertos de desdichada gente, mi edén particular, tú y yo, las estrellas como hogar, el cielo como camino, la dicha como final.

Los momentos que pasamos ahí están, recordando a nuestras vidas que el presente puede mejorar, que los anhelos podemos alcanzar, senderos para explorar, objetivos por los que luchar, el mar embravecido surcar, la calma que sucede a las tormentas se desliza entre los rayos de sol explotando en arcon iris turbador, siento ganas de hacerte el amor.

No preguntes, déjate llevar, en ti yo busco la fuerza que me das, confianza en el amor como timón que ha de guiar los pasos decididos al futuro entre tus brazos que no dejo de idear ... Serenidad, minutos de paz, en el cielo una estrella fugaz, un breve momento que me hace pensar que quizás te pido mucho sin nada a cambio para dar, que mis deseos los tuyos no sean puede pasar, como la vida misma, que no sabes por donde ha de evolucionar, ni el sitio que en su circo te aguarda, o el desenlace que su continuo avance te prepara, flujo sin fin, esperanza, la verdad no existe en el mañana, es hoy o no es nada. Te quiero, ahora.



El agua me empapa, los pensamientos que te cuento me han detenido en el tiempo, ahora recuerdo, nieva, la mágica claridad me devuelve a la realidad, mi soledad. Es bonito el planeta cuando se expresa como hoy, llorando lágrimas blancas que se funden con mi piel, que refrescan el manto vegetal, que me hacen olvidar que lo que tengo no es todo lo que me gustaría alcanzar, incitándome a luchar, todo llegará .... , mientras, déjame apurar un instante más este momento singular, el mundo que es mi hermano contemplar, su presencia y mi vida, líneas paralelas de materia similar que se observan en silencio mientras del cielo que a ambos nos cobija copos caen lentos.







domingo, 10 de diciembre de 2006

Abuelos



Tuve la suerte de conocer a todos mis abuelos con vida.

Mis abuelos paternos fueron los primeros en partir, emprendiendo el viaje de huída de esta nuestra realidad.

 

Mi abuelo Ramón fue el primero en abandonarnos, le recuerdo ya enfermo, aunque siempre animoso, de él creo conservar la fina ironía y un gran sentido del humor. Creo que no le hacían mucha gracia los nietos, pero yo me sentía especialmente querido por él, como si fuese su favorito, tal vez era una sensación que procuraba a cada uno de sus nietos, no lo sé, es algo que nunca se me ha ocurrido preguntar a los que pudimos compartir momentos a su lado. Perduran en mi memoria sus chascarrillos, sus chistes, su gran carácter, cierto genio y su acertada clasificación de los personajes con un simple vistazo a sus maneras y su forma de ser.

Recuerdo aún sus ojos aumentados por las lentes de esas primitivas gafas de la época, ojos incisivos e inteligentes. Llevaba fatal el triste régimen de comidas que los limitados médicos de la época le habían impuesto, y que su mujer, mi abuela, cumplía a rajatabla. Verduras cocidas sin casi sal, o carentes de ella por completo, que hacían revelarse a mi abuelo protestando por los "trapos" que le servía mi diligente abuela.

Delgado y de escasa estatura, pero gran hombre, fue capaz de cuadrar una compañía militar gritando su famoso "Alto a la tropa" que hizo detenerse a los soldados y provocó que los mandos se presentasen formalmente a él, cual comandante en la reserva.

Nos dejó una triste semana santa, coincidió su muerte con la del hijo del dios de los cristianos, sospecho que también esta casualidad constituyó su último guiño, ironía del destino. Espero que su espíritu siga contemplándonos, a los viajeros del tiempo, desde la sierra por la que nos preguntaba sobre las novedades cada nuevo día...

María Antonia se llamaba la mujer de Ramón. Mi abuela paterna. Todavía si cierro los ojos y me concentro puedo paladear el sabor de sus deliciosos bocadillos a media tarde, con pan tostado sobre manteca en sus pequeñas sartenes, en las que cocinaba con habilidad asombrosa, con el dulce sabor del Tulicrem sobre el pan calentito acompañado de exquisito chorizo casero. De sabor inigualable también el licorcillo casero de café que me servía después de dar cuenta del bocata. Aunque no dejaba de ser una bebida alcohólica y yo un crío, en aquellos tiempos no se consideraban tantas estupideces como ahora, y por otra parte no pasaba de uno o dos chupitos en unas copichuelas de fino vidrio ciertamente pequeñas. El caso cierto es que, ya de adulto, no me gusta beber, y si lo hago es en escasa cantidad y como un acto social de acompañamiento, aunque no siempre, en ese sentido voy un poco a mi bola. Pero estaba hablando de mi abuela paterna, que la mujer siempre vivió entregada más a los demás que a si misma, cierto es que hablar de mis abuelos es hablar un poco de mi, porque creo que de ella heredé un cierto pesimismo en la forma de abordar la vida.

Y es que siempre se ponía en el peor de los casos, lo que no dejaba de servirle para anticiparse a las posibles consecuencias y estar siempre preparada para las contingencias que surgían. Pero esto hizo que la mujer no disfrutase su vida como seguramente hubiera merecido. Madrugadora, cariñosa, pero algo seria. Era muy reservada y sospecho que encerraba muchas cosas que me hubiera gustado conocer. Tuvo que cuidar muchos años la frágil salud de mi abuelo y ella vivió sin enfermedad hasta que le perdió, a partir de ese momento, cuando parte de su razón de vivir se le había escapado, entró en declive físico, que no mental, pues hasta casi sus últimos días gozó de una claridad que le hacía sufrir al ser consciente de su deterioro físico. Sus últimos meses de vida la convirtieron en una niña buena cuidada por sus hijas, el Alzehimer no llegó a mostrar su cara más amarga. Siempre la recordaré con gran cariño...

 

Mis abuelos maternos siguieron también el mismo esquema a la hora de dejarnos sin su presencia. Agapito se llamaba el padre de mi madre. Era un labrador de buen comer, fuerte y honesto. Tuve más relación con él y su mujer que con mis abuelos paternos porque era con los que vivía en las largas vacaciones de verano. De muy pequeño me enseñó a liar cigarrillos con papelillo y picadura de tabaco, echábamos humo contentos provocando el enfado de mi madre, que decía me daría al vicio, ironías de la vida, jamás he sido fumador, no le veo sentido.

Vivió toda su vida trabajando, para sus amos al principio, y para él mismo después. Nunca parecía fatigado, era el último en soltar el azadón. Creo que me transmitió el amor por el trabajo bien hecho y la responsabilidad con las obligaciones adquiridas. Amante del vino y de las viñas pocas veces bebía agua, y no se cansaba de comer, disfrutaba además con ello.

Su salud fue siempre buena hasta sus últimos días, problemas respiratorios esporádicos, alguna operación, y una mente lúcida hasta el fin. Siempre decía que quería llegar a los cien años, que no le apetecía morirse con la cantidad de cosas buenas que ahora había, especialmente en lo tocante a la comida, comparado con los años de escasez que le tocó vivir, en los que con un trozo de pan y tocino tenía que arreglarse.

Tranquilo y enemigo de polémicas no perdonaba la siesta. Prefería escuchar y actuar antes que hablar. Cuando se jubiló, y aceptó su nueva situación, fue cuando empezó a disfrutar su vida. Vivió mucho, me contó muchas cosas y me enseñó a mirar al cielo. Aún recuerdo su despedida en aquellos ojos claros, de azul color, la noche de su muerte, me decían "esta vez si"...

Obdulia era la mujer de Agapito, su segunda mujer, madre de mi madre, mi abuela. Fue la última en morir. Durante muchos años su mente fue nublada por el Alzehimer, que mostró todas sus caras hasta llevársela de este mundo. El recuerdo que me queda es anterior a esta etapa final, que duró muchos años y que casi borró por completo la imagen que de ella todos teníamos.

Fue una mujer de carácter, aseada, coqueta y presumida. Religiosa y de misa diaria, aunque recuerdo que me llamaba judío cuando hacía algo malo. Estricta y vigilante, era la que nos controlaba a todos los nietos cuando en los veranos vivíamos en su casa. Le gustaba viajar y los saraos, casi lo contrario que a su marido, más tranquilo. Le gustaba bailar y cantar, esto último lo compartía con mi abuelo. Buena cocinera y con una mano especial para añadir las especias, su chorizo casero era siempre algo más picante y sabroso. También preparaba licor casero, con una equilibrada fórmula. De ella me queda esa predilección por las granadas, fruta que le encantaba.

Demasiado pronto dejó de ser ella misma y la enfermedad le privó de muchas vivencias, a veces aparecían breves retazos de lucidez entre las nubes de su memoria pero poco a poco se fue diluyendo. Se marchó discretamente. Espero esté con todos mis seres queridos, que ya no están con nosotros, en ese paraíso, en el cielo, en el que ella creía...

miércoles, 29 de marzo de 2006

Relatividad


Tonalidades parduscas bordean una laguna gris que representa el vacío que se hizo en tu memoria evidente cuando caminabas en busca del testigo que te pasaría tu propia conciencia y que te serviría para conectar de nuevo tus ideas con la mentalidad dominante que al parecer representaba en aquellos momentos la punta de lanza de las teorías más revolucionarias que jamás vieron tanto auge y que precisamente eran totalmente opuestas a lo que hasta entonces tú habías defendido con uñas y dientes que era lo que creías acertado hacer cuando uno es plenamente consciente de poseer la verdad, cosa que, como todos ya sabemos, solía ocurrirte muy a menudo. Todo lo relativo a ti siempre ha sido especial, de otro modo. Incluso cuando simple y llanamente estábamos juntos sin más, porque sí, yo me sentía incómodo, extraño. Esto mismo, debes saberlo, lo provocabas en todos los que tuvimos la desgracia, ¿realmente es así?, de conocerte. Y ahora que te hemos perdido aparece un extraño vacío en mi ser. Desde que te fuiste no he conseguido recobrar la calma. Estoy hipersensible. Todo se me hace tan cuesta arriba que no puedes imaginarte. No dejo de pensar en ti. Ahora me doy cuenta lo mucho que te quería. Vivir si no estás tú no tiene sentido para mi... ¡Cuánto he llorado tu ausencia!. Tanto que no me quedan lágrimas y mi dolor es frío y seco, cruel y amargo... Y pienso en la singularidad del hombre. Torturándose al recordar. Añorando el pasado... El resto de animales de este planeta no tienen sentimientos como éstos. Una vez recuerdo a mi gato cuando descubrió muerta una de sus crías. Se acerca suavemente y a pocos centímetros se detuvo. Su aspecto indica asombro y parece pensar breves instantes. Continuó avanzando hasta el cadáver y lo olisquea. Después lo abandonó y fue a un rincón a lamerse una pata... Recuerdo que no volvió para nada a preocuparse más del asunto. Qué sencillo parece todo, y sin embargo los humanos estamos unidos por lazos invisibles que hacen todo diferente, mucho más complejo. Me pregunto con frecuencia si realmente somos nosotros la especie privilegiada de la evolución o tal vez seamos los seres más desgraciados de la tierra... Otra vez pienso en ti ...

viernes, 7 de octubre de 2005

Contemplamos a los viajeros


ellos su viaje continúan; tú y yo hemos parado al lado del camino, querías atrapar los colores del atardecer que cercano se presiente, respirar el aire fresco, desentumecer los músculos.

Tu perfil se recorta sobre el paisaje, altivo, sereno, me enamoro de nuevo, enfrente el ritmo de los pasajeros, nosotros varados en el firmamento.

La quietud de ese instante provoca un extraño efecto, viaje en el tiempo. Muchos segundos corriendo, noches agitadas, aquellos inviernos, es curioso, crecemos.

Rehacer los planes en un momento, reescribir la historia que te cuento, un lapsus, suspiro del viento, me acaricias los labios, silencio, apreciar la belleza del momento y volar en la imaginación y el recuerdo.

De camino al descanso ganado tras largas jornadas de monótonos movimientos y oscuros objetivos casi nunca cumplidos nos tomamos un respiro. El lujo, en este loco mundo en que vivimos, es el tiempo perdido. La playa es el destino, me miras, sonríes, un guiño. Has cogido mi mano y me arrastras, corremos, reímos, saltos, mimos.

Intimidad, claridad, abrazo, regazo, cómplices, felices, sinceros, aventureros, amantes, amigos.

Mañana las olas acariciarán tu piel, huellas en la arena, sol, calor, brisa, amor.

lunes, 23 de mayo de 2005

Lisboa


Fue en sus calles, sus plazas y avenidas, entre amables gentes y hospitalidad, aprendimos a conocernos un poco más. Descubrimos belleza, sencillez, orden lineal, naturaleza integrada, metrópolis hechizada. Cena con fado, beso, abrazo, tus manos acariciando. El mar siempre presente, su brisa, tu falda, recorrer la costa epata, salvaje en la Boca do Inferno, imponente el Faro, la impresión de la retina intentaste resumir en el horizonte plasmado en acuarela. La tarde se escapa, la despedimos tranquilos en el Blues Café, saludamos la noche y ya de madrugada el Indochina despide una hermosa velada, el alba se presiente, nos miramos, juntos estamos. Felicidad, el tranvía, corramos, desde lo alto la vista es un regalo, el Castillo de San Jorge acoge otros dos enamorados.

Descúbrela despacio, explora su alma, es una ciudad única. Saborea sus deliciosos desayunos, piérdete entre sus recovecos, prueba sus cócteles rodeado de mil y una miniaturas, muñecas, juguetes. Descansa en el Botánico. Fantásticos puentes. Alfama, Baixa, Rossio, Chiado, Barrio Alto. Pasea su Puerto. No olvides el Oceanario. Conoce su gente, es especial. Poemas, el cielo, jardines, monumentos. Y recuerda, una vez que hayas estado, cualquier motivo para regresar será aceptado. Tu voluntad ha conquistado la bella ciudad del Tajo.

sábado, 21 de mayo de 2005

Lo mejor, estar contigo


Sí, es muy bonito saber que la felicidad es alcanzable, que los deseos pueden hacerse realidad si la constancia en su búsqueda no desfallece. Al llegar al lado de mi amor se que no todo está perdido, su sonrisa me lo vuelve a confirmar. Luce el sol en mi ciudad.

Vemos al mirar atrás los momentos que nos hicieron madurar, saltos al vacío en su momento hoy sonrisas te provocan, tal es la facilidad con que ahora actos pasados podrías ejecutar sin las dudas que entonces te solían asaltar. Crees saber más. Seguridad.

Asperezas limadas por los días que pasan, recuerdo lo precioso porque quiero olvidar los momentos de amargura, todo con el prisma del pasado oprime menos, liviano el corazón siento, su peso diluido por esos inviernos al calor de tu cintura. Me gusta tu espalda, tu boca, el color de tu mirada.

¿Te acercas conmigo a contemplar la luna en la ventana?

jueves, 12 de mayo de 2005

Buscando la Belleza...


No sabría describir el sabor de tu piel mojada en la tibia agua marina de abril, fundiéndose mi boca en la curvatura de tu nuca, cerrados mis ojos, sonido de olas batiendo contra las rocas, brisa leve que tersa tu ser, juntos de nuevo, otra vez...

La lucha eterna en busca de la Belleza. Saber apreciar esos matices que solamente tú me enseñaste cómo distinguir de la vasta vulgaridad que nos invade. Tener la paciencia para observar los tenues cambios en la luz del horizonte mientras lees para mi. Comprender la grandeza del universo escondida en una gota de agua que evaporas con tu calor. Tu sonrisa. Eclipse de sol...

Aquellas tardes atrás quedaron, recuerdos añorados, paisaje azul cansado, lirios en el agua, a tu lado.

Mañana, lo prometo, te llamo.