viernes, 7 de octubre de 2005

Contemplamos a los viajeros


ellos su viaje continúan; tú y yo hemos parado al lado del camino, querías atrapar los colores del atardecer que cercano se presiente, respirar el aire fresco, desentumecer los músculos.

Tu perfil se recorta sobre el paisaje, altivo, sereno, me enamoro de nuevo, enfrente el ritmo de los pasajeros, nosotros varados en el firmamento.

La quietud de ese instante provoca un extraño efecto, viaje en el tiempo. Muchos segundos corriendo, noches agitadas, aquellos inviernos, es curioso, crecemos.

Rehacer los planes en un momento, reescribir la historia que te cuento, un lapsus, suspiro del viento, me acaricias los labios, silencio, apreciar la belleza del momento y volar en la imaginación y el recuerdo.

De camino al descanso ganado tras largas jornadas de monótonos movimientos y oscuros objetivos casi nunca cumplidos nos tomamos un respiro. El lujo, en este loco mundo en que vivimos, es el tiempo perdido. La playa es el destino, me miras, sonríes, un guiño. Has cogido mi mano y me arrastras, corremos, reímos, saltos, mimos.

Intimidad, claridad, abrazo, regazo, cómplices, felices, sinceros, aventureros, amantes, amigos.

Mañana las olas acariciarán tu piel, huellas en la arena, sol, calor, brisa, amor.

jueves, 6 de octubre de 2005

Sensaciones apagadas por el ruido azul...


que transforman tu mirar y descubren la apatía encerrada entre dulces promesas vacias en contenidos absurdos de esperanzas no colmadas por terribles presagios de un mañana distinto no sabiendo bien porqué seguir la senda marcada por estos líderes ineptos que gobiernan el destino de miles de seres encerrados en la triste mentira de la democracia pivotando en grupúsculos de minorías orbitando alrededor del mediocre lider cuyos vomitivos pensamientos condicionan el trancurso de los días y las normas sin leyes que las frenen pues volando sobre el bien y el mal se creen y convencen a los débiles de mente como reses de un rebaño bajo carteles electorales pastando sin sentido ni cordura que el redil ya no recuerdan es más ágil la carrera sin destino conocido hasta el abismo que te espera en la tormenta que añoramos si refresca nuestras pieles agostadas de tristeza en el pacífico sueño del bebé que ahora me muestras cobijado entre las manos poderosas de su madre con mirada misteriosa por la duda del futuro que a todos nos condiciona y a ti te inquieta.

Sin la certeza del que conoció su futuro duermo feliz en la llanura escuchando el tenue fluir del espacio sobre mi cuerpo rendido a las ásperezas del manto vegetal que mi sangre derramada empapa.

No siento el frío que presiento me rodea en el momento exacto para confirmar que ahora si empiezo a comprender lo que es la felicidad...