De un cuento irreal...
de princesa sin reino,
pero un castillo que cuidar,
con doncellas y corceles,
sus apuestos caballeros,
dragones y mazmorras,
y poca comodidad.
Escarmentada de la vida,
de las puñaladas del andar,
acomodada en sus criterios,
en su firme realidad,
cortó hace tiempo sus vuelos,
no quiere sufrir más,
pasos muy medidos,
no más vacilar.
Despertó de repente,
de los sueños sin final,
que al no materializarse,
frustraban su realidad,
para qué recordar,
si pudo haber sido,
pero ya no está,
mejor desecharlo,
nunca mirar atrás,
un alto en el camino,
sonreír y avanzar...
Siempre la más brillante,
las miradas logra captar,
y aunque no va de diva,
su elegancia la hace brillar,
logró cautivar al príncipe,
y alcanzar la felicidad,
en su mundo protegida,
llena el aire que respirar,
y aunque lo pareciera,
este cuento no acaba,
con un triste final,
amanece con brisa de primavera,
de amor y felicidad...
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