viernes, 14 de noviembre de 2008
Como pompas de jabón...
Cómo no vas a saberlo mi amada,
si por ti de lágrimas se empapa mi almohada.
Que no te pertenezco bien lo sé,
otro cuidará de tu querer.
Siempre que tú quieras,
mi puerta estará abierta.
De energías y calores,
saben bien mis estertores,
de inclemencia visceral,
mueren inquisidores,
preguntando el porqué,
este pobre corazón,
aferrado a una vivencia,
imaginando una pasión,
que le quema la razón,
que adelanta su final,
marchitada lozanía,
tabla de salvación,
maneja tú este timón,
dame aliento,
te ofrezco el sol,
que el espacio nos separa,
estrellado firmamento a ti te ampara,
mas la magia de la noche… ya no me acompaña.
Quiero esa fusión,
adoro tu pasión,
en besos regalados,
abrazos,
lametazos,
la dicha de saber,
que el mar que a mi te trae,
se vuelve a sublevar,
de celos encendido.
Ven por mí, querida,
salva a este pecador,
que te ama,
te desea,
te quiere hacer el amor.
Cómo no vas a saberlo mi amada...
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En alguna ciudad del pensamiento
ResponderEliminarte estaré amando
cuando marque tu hora solitaria
la esfera de la luna sobre el mar.
Es posible que solo lo sospeche, pero no lo sabe. Cuando el pecador hable, él dejará de serlo, porque ella vendrá a su lado.
ResponderEliminarUn saludo.
El alma inquieta te implora,
ResponderEliminarllena de vida y lozana ,
se te entrega una mañana
para toda una hora.
La hora de la vida empieza,
regalándote inconsciente
sus carencias y cadencias
que vibran como el corazón
cuando ama y ama ...siempre,
regalándote la savia de ésta, su vida toda.
Sus ilusiones, sus manchas,
sus benditos pensamientos
sus tormentosos sueños
que se convierten en pesadilla
cuando no velas su sueño
y en locura vida plena cuando acunas su desdicha.
Y es la necesidad de sentir belleza y... crearla
de sembrar amor a tu oído
y hacerte de este sonido,
tu música duradera y perfecta.
Cosquillas que vuelan y vuelan alrededor de tu cabeza
caricias de fresca ensaimada que siendo maga un día,
hice con licor y ambrosía para apagar del alma tu tristeza,
y rocíos que embriagan risueños
tu casa, tu vida y tus sueños.
Es sentir mil veces lo mismo de tantas y tantas maneras
que vuela entre mil suspiros
este deseo perenne de hacer eterno lo incierto,
y liviano el eterno presente pesaroso.
Lento letargo que me entretiene
y a veces me envenena.
y esa música lisonjera,
que con tan poco recato,
alegremente te implora
y se cuela en tu letargo.
Avivando un fuego intenso,
que dormía en el pesebre,
templo ya de sueño humilde,
en horas de frío intenso.