viernes, 7 de octubre de 2005

Contemplamos a los viajeros


ellos su viaje continúan; tú y yo hemos parado al lado del camino, querías atrapar los colores del atardecer que cercano se presiente, respirar el aire fresco, desentumecer los músculos.

Tu perfil se recorta sobre el paisaje, altivo, sereno, me enamoro de nuevo, enfrente el ritmo de los pasajeros, nosotros varados en el firmamento.

La quietud de ese instante provoca un extraño efecto, viaje en el tiempo. Muchos segundos corriendo, noches agitadas, aquellos inviernos, es curioso, crecemos.

Rehacer los planes en un momento, reescribir la historia que te cuento, un lapsus, suspiro del viento, me acaricias los labios, silencio, apreciar la belleza del momento y volar en la imaginación y el recuerdo.

De camino al descanso ganado tras largas jornadas de monótonos movimientos y oscuros objetivos casi nunca cumplidos nos tomamos un respiro. El lujo, en este loco mundo en que vivimos, es el tiempo perdido. La playa es el destino, me miras, sonríes, un guiño. Has cogido mi mano y me arrastras, corremos, reímos, saltos, mimos.

Intimidad, claridad, abrazo, regazo, cómplices, felices, sinceros, aventureros, amantes, amigos.

Mañana las olas acariciarán tu piel, huellas en la arena, sol, calor, brisa, amor.

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